SOLUCIÓN PARA CAMBIAR
Donde encontrar la solución para cambiar un país consumido por la corrupción hasta el punto de considerarla como parte de los valores cotidianos que marcan cada uno de nuestros actos, en no importa que actividad. Somos las víctimas de un sistema que asfixia y no nos permite tomar el oxígeno necesario para salir a flote.
Cuantos años han pasado y seguimos absorbiendo la misma miseria, convivimos con ella, ignorándola porque sabemos que nada que hagamos podrá hacerla desaparecer, un sentimiento de impotencia que nos empuja hacia la mas profunda indiferencia ante tanta destrucción moral. Qué esperar entonces cuando vemos que quienes tendrían que ser los ejemplos, son los representantes de los antivalores. Qué hacer cuando vemos que los que dicen ser nuestros representantes, nos ignoran. Qué hacer cuando los que por la más cruel de las verdades, que es la democracia en un país donde la gran mayoría porta la ignorancia involuntaria, abusan de nuestros nobles sentimientos. Esa ignorancia que no nos permite diferenciar las cosas más simples y nos empuja hacia el abismo, convencidos de que ahí se encuentra la salvación. Si cultivar la inteligencia nos aleja de la sumisión, cuanto terreno fértil existe en nuestro país esperando una oportunidad para ser sembrado. Todavía recuerdo las palabras del sabio don pueblo, advirtiendo a las generaciones futuras sobre el caos de la moral en el cual caeríamos, víctimas de nuestra ignorancia. Siempre he sostenido que la democracia es la peor de las dictaduras para un pueblo ignorante, cuando los gobernantes pactan con la justicia para seguir por siempre ufanándola y convirtiéndose en herejes.
La respuesta es sencilla, la solución está en nosotros, en asumir nuestro rol de ciudadanos y extirpar todos los males, encabezados por la corrupción, de nuestra tierra y convertirnos en eternos contralores y defensores de los valores fundamentales, la honestidad, la voluntad, la justicia y la templanza
Cuantos años han pasado y seguimos absorbiendo la misma miseria, convivimos con ella, ignorándola porque sabemos que nada que hagamos podrá hacerla desaparecer, un sentimiento de impotencia que nos empuja hacia la mas profunda indiferencia ante tanta destrucción moral. Qué esperar entonces cuando vemos que quienes tendrían que ser los ejemplos, son los representantes de los antivalores. Qué hacer cuando vemos que los que dicen ser nuestros representantes, nos ignoran. Qué hacer cuando los que por la más cruel de las verdades, que es la democracia en un país donde la gran mayoría porta la ignorancia involuntaria, abusan de nuestros nobles sentimientos. Esa ignorancia que no nos permite diferenciar las cosas más simples y nos empuja hacia el abismo, convencidos de que ahí se encuentra la salvación. Si cultivar la inteligencia nos aleja de la sumisión, cuanto terreno fértil existe en nuestro país esperando una oportunidad para ser sembrado. Todavía recuerdo las palabras del sabio don pueblo, advirtiendo a las generaciones futuras sobre el caos de la moral en el cual caeríamos, víctimas de nuestra ignorancia. Siempre he sostenido que la democracia es la peor de las dictaduras para un pueblo ignorante, cuando los gobernantes pactan con la justicia para seguir por siempre ufanándola y convirtiéndose en herejes.
La respuesta es sencilla, la solución está en nosotros, en asumir nuestro rol de ciudadanos y extirpar todos los males, encabezados por la corrupción, de nuestra tierra y convertirnos en eternos contralores y defensores de los valores fundamentales, la honestidad, la voluntad, la justicia y la templanza
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