ALBIRROJA CORAZÓN
La selección paraguaya debe ser analizada desde varias perspectivas.
La primera, desde la que el fanatismo te permite, es decir, aquella que no perdona los mínimos errores y te condena con la rabia más intensa, aunque hayamos estado así de cerca. La que por más que intentes encontrar explicaciones racionales, solo te permite dar rienda suelta a tus bajos instintos de comentarista frustrado, haciendo galas de un lenguaje ordinario y sin censura. Esa perspectiva que en los momentos calientes te hace sentir envalentonado y te hace creer ser el más fuerte y único dueño de la verdad, aunque choques contra el muro y te desplomes. En fin, ningún tipo de análisis coherente, por lo menos en opinión de los que se creen conservar la calma y la frialdad.
La otra perspectiva es aquella que nos acerca a las oscuras intenciones, esa que escarba en lo más hondo de las intrigas, que nos hace suponer que más allá de lo que significa una derrota en el ámbito deportivo, nos introduce en los entretelones de las transas y negociados. Así surgen las diferentes hipótesis. Que fulano va a ser candidato para tal cosa, por lo tanto debe entregar a cambio algo, y eso bien podría ser la clasificación. O que sultano tiene aspiraciones a tal cargo, etc., etc.; miles de conjeturas producto de la desconfianza que generan las malas actuaciones de nuestra querida albirroja.
La siguiente tiene que ver con aquella que nos hace creer que existe una claque que gobierna a su antojo, como si la selección fuera de su propiedad, dictando las normas a su voluntad, calificando y descalificando a quien sea, dando directivas, designando entrenadores, jugadores, árbitros, utileros, etc., pero por supuesto en la más formal discreción, para no elevar sospechas, aunque lo imaginemos, y sepamos que no les importa lo que pensemos.
Finalmente queda la perspectiva de la realidad. Y como futbolista frustrado que soy, puedo afirmar con certeza que esa realidad, que nos deja ver lo lejos estamos del fútbol bonito de Brasil, del toque inteligente de los argentinos, de la garra uruguaya, o por qué no, del cada vez mejor otrora goleable fútbol venezolano, que se nota ha sabido asimilar los errores y corregirlos; esa realidad señores nos delata, porque si bien hemos tenido la suerte de participar en los dos últimos mundiales, convengamos que no ha sido por exponer un gran fútbol, sino porque los otros equipos fueron peores y además coincidieron varios talentos que han hecho un esfuerzo extraordinario, compensando la ausencia de un planteamiento táctico. No esperemos demasiado entonces. Todos los países han evolucionado, en todos los aspectos, en la manera de pararse en la cancha, en el manejo de la pelota, etc., mientras nosotros seguimos creyendo que armar un equipo es enumerar nombres en el vestuario y mandarlos a la cancha deseándoles suerte y a lo que salga; esperando que el jugador de tal o cual dirigente tenga un segundo de inspiración que pueda seducir a algún empresario europeo, que quiera pagar lo que el crea que vale aunque no lo valga.
En fin, así de apasionante es el fútbol!!!!!.
Mientras tanto sigamos apoyando a nuestra querida albirroja, y reventemos el estadio cada vez que enfrente a algún equipo, y dejemos tranquila a Madame Guillotina, y aunque la albirró comience a renguear, es la única que nos ha dado momentos de satisfacción y gloria.
La albirroooooooo, la alibirrooooooooooo
Doctor Julio Rolón Vicioso
Futbolista amateur
289 goles en toda su carrera.
La primera, desde la que el fanatismo te permite, es decir, aquella que no perdona los mínimos errores y te condena con la rabia más intensa, aunque hayamos estado así de cerca. La que por más que intentes encontrar explicaciones racionales, solo te permite dar rienda suelta a tus bajos instintos de comentarista frustrado, haciendo galas de un lenguaje ordinario y sin censura. Esa perspectiva que en los momentos calientes te hace sentir envalentonado y te hace creer ser el más fuerte y único dueño de la verdad, aunque choques contra el muro y te desplomes. En fin, ningún tipo de análisis coherente, por lo menos en opinión de los que se creen conservar la calma y la frialdad.
La otra perspectiva es aquella que nos acerca a las oscuras intenciones, esa que escarba en lo más hondo de las intrigas, que nos hace suponer que más allá de lo que significa una derrota en el ámbito deportivo, nos introduce en los entretelones de las transas y negociados. Así surgen las diferentes hipótesis. Que fulano va a ser candidato para tal cosa, por lo tanto debe entregar a cambio algo, y eso bien podría ser la clasificación. O que sultano tiene aspiraciones a tal cargo, etc., etc.; miles de conjeturas producto de la desconfianza que generan las malas actuaciones de nuestra querida albirroja.
La siguiente tiene que ver con aquella que nos hace creer que existe una claque que gobierna a su antojo, como si la selección fuera de su propiedad, dictando las normas a su voluntad, calificando y descalificando a quien sea, dando directivas, designando entrenadores, jugadores, árbitros, utileros, etc., pero por supuesto en la más formal discreción, para no elevar sospechas, aunque lo imaginemos, y sepamos que no les importa lo que pensemos.
Finalmente queda la perspectiva de la realidad. Y como futbolista frustrado que soy, puedo afirmar con certeza que esa realidad, que nos deja ver lo lejos estamos del fútbol bonito de Brasil, del toque inteligente de los argentinos, de la garra uruguaya, o por qué no, del cada vez mejor otrora goleable fútbol venezolano, que se nota ha sabido asimilar los errores y corregirlos; esa realidad señores nos delata, porque si bien hemos tenido la suerte de participar en los dos últimos mundiales, convengamos que no ha sido por exponer un gran fútbol, sino porque los otros equipos fueron peores y además coincidieron varios talentos que han hecho un esfuerzo extraordinario, compensando la ausencia de un planteamiento táctico. No esperemos demasiado entonces. Todos los países han evolucionado, en todos los aspectos, en la manera de pararse en la cancha, en el manejo de la pelota, etc., mientras nosotros seguimos creyendo que armar un equipo es enumerar nombres en el vestuario y mandarlos a la cancha deseándoles suerte y a lo que salga; esperando que el jugador de tal o cual dirigente tenga un segundo de inspiración que pueda seducir a algún empresario europeo, que quiera pagar lo que el crea que vale aunque no lo valga.
En fin, así de apasionante es el fútbol!!!!!.
Mientras tanto sigamos apoyando a nuestra querida albirroja, y reventemos el estadio cada vez que enfrente a algún equipo, y dejemos tranquila a Madame Guillotina, y aunque la albirró comience a renguear, es la única que nos ha dado momentos de satisfacción y gloria.
La albirroooooooo, la alibirrooooooooooo
Doctor Julio Rolón Vicioso
Futbolista amateur
289 goles en toda su carrera.
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